Trabajadores colombianos coordinan paro nacional

Bogotá. Para reclamar salarios dignos, rechazar privatizaciones y respaldar las gestiones pacifistas, organizaciones sindicales colombianas preparan un paro nacional, que tuvo como anticipo varias marchas y concentraciones en esta capital y otras ciudades, confirmaron hoy directivos del gremio.

Decidimos protestar por el pírrico aumento del salario mínimo (siete por ciento), y por la venta de entidades públicas a empresas privadas, exigiremos también paz con justicia social, declaró a Prensa Latina Isaías Garzón, presidente de Sintradistritales, uno de los principales movimientos obreros de Colombia.

Según el dirigente, líderes de agrupaciones de trabajadores, activistas sociales y estudiantiles perfilarán el 2 de febrero iniciativas conjuntas con fines reivindicativos, que incluyen un paro nacional en fecha aún sin precisar.

Las movilizaciones de ayer en ciudades como Cali, Bogotá, Bucaramanga y Medellín fueron un abreboca, un adelanto de las demostraciones venideras, insistió Garzón.

Desde semanas previas trabajadores, congresistas y otros ciudadanos rechazan en las calles y a través de las redes sociales la venta a una firma canadiense del 57,6 de las acciones correspondientes a la hidroeléctrica Isagén, hasta entonces en manos del Estado.

Los manifestantes y cibernautas reprobaron la decisión por considerarla un atentado contra el patrimonio nacional y un acto que pone en peligro la soberanía energética.

La posible privatización de la Empresa Telefónica de Bogotá (ETB) enunciada por el nuevo alcalde, Enrique Peñalosa, motivó también jornadas de protesta.

Con las marchas y concentraciones queremos, además, apoyar los diálogos entre el Gobierno y la insurgencia para terminar la guerra de forma civilizada, deseamos la paz sí, pero con justicia social, con mejores oportunidades para los trabajadores, subrayó Garzón.

Desde 2012 representantes gubernamentales y de las insurgentes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP), buscan una solución negociada a la confrontación bélica, que ha dejado unos 300 mil muertos; en tanto resta instalar una mesa de concertación similar con el igualmente guerrillero Ejército de Liberación Nacional (ELN).