Trabajadores papeleros y de la celulosa del Uruguay reconstruyen la unidad sindical en FOPCCU
Los trabajadores de la Federación de Obreros Papeleros y Cartoneros del Uruguay (FOPCU) y de la Unión de Trabajadores de la Celulosa (UNITRACEL) decidieron reunificar sus gremios para crear una única organización que abarque toda la cadena productiva del sector: papel y celulosa. Esta nueva organización llevará el nombre de Federación de Obreros Papeleros, Cartoneros y Celulosa del Uruguay (FOPCCU). El Portal del PIT-CNT exploró las vivencias de los delegados gremiales que relatan sus experiencias en el sector.
En el marco de un encuentro en la sede del PIT-CNT, los trabajadores agremiados decidieron unificar nuevamente la cadena productiva del papel en Uruguay, que comprende los sectores de madera, papel, cartón y celulosa. Este proceso de fortalecimiento ha contado con el acompañamiento del Instituto Cuesta Duarte y de la Coordinadora de Sindicatos Industriales (CSI).
El portal del PIT-CNT conversó con Washington Cayaffa, presidente saliente de la FOPCU; Juan Maciel, presidente de UNITRACEL; y Carlos Correa, nuevo presidente de la FOPCCU, quienes relataron el proceso de unificación de los sindicatos y las actividades de cada sector. La nueva FOPCCU nuclea a un total de seis gremios y representa aproximadamente a mil trabajadores directos.
Washington Cayaffa expresó que el proceso de “tejer y reconstruir” la unidad sindical llevó alrededor de 18 meses. Remarcó que, en su momento, la separación se dio en buenos términos, pero con el tiempo advirtieron la necesidad de unirse para tener una visión estratégica en conjunto. “Fuimos tomando conciencia a partir de conversaciones con el movimiento sindical, y hoy estamos amalgamando a trabajadores industriales de una federación con una tecnología y una trayectoria de muchos años con obreros industriales de las plantas de celulosa, que tienen otra dinámica de tecnología, producción, capacidades y conocimientos”.
“Las plantas de celulosa surgieron en Uruguay como una novedad. Antes, la celulosa se producía en las propias fábricas, como FANAPEL, que generaba su propia celulosa en su planta. Sin embargo, debido a circunstancias económicas, FANAPEL cerró su planta de celulosa y comenzó a comprarla en el mercado uruguayo”, relató el dirigente sindical.
Por su parte, Carlos Correa afirmó que los trabajadores entendieron, en este tiempo, la importancia de estar todos juntos. “En este momento somos muy fuertes, porque superamos una etapa que quizás muchos no atravesaron y fuimos capaces, con la ayuda del PIT-CNT, de reconstruir la unidad. Cuando uno reconstruye, no va a cometer los mismos errores; además, es un tema estratégico y político”.
Remarcó que las fábricas de celulosa representan un aporte muy importante al Producto Interno Bruto (PIB) de Uruguay. “Nosotros, unidos con las fábricas tradicionales, logramos más avances, como la incorporación de nueva tecnología, que ellos también necesitan. Ahora tenemos una fuerza distinta. Pero todo esto llevó un proceso que fue positivo y dejó una enseñanza. Considero que hoy es un día importante para la clase trabajadora, porque recuperamos la unión; y cuanto más unidos están los trabajadores, mayor es la fortaleza para plantear reivindicaciones necesarias ante las empresas”.
En el mismo sentido, Juan Maciel recordó que, en su momento, los gremios consideraron que debían estar separados; sin embargo, con el tiempo comprendieron que ese no era el camino. “Entonces supimos sanar las diferencias que existían de un lado y del otro, y estar unidos nos hace más fuertes”, afirmó.
Maciel explicó que las diferencias se encuentran, sobre todo, en los procesos industriales y en los contratos laborales. “Hoy, las tres plantas de celulosa de Uruguay son diferentes. En este sector, hablar de una medida extrema, como podría ser un paro, no es tan fácil de implementar. Detener una planta de celulosa implica un proceso de una semana; no es sólo presionar un botón, y en ese tiempo probablemente el conflicto ya se haya resuelto. Además, reiniciar la planta requiere otra semana. Esta es una característica que afectará a muchos trabajos debido a los cambios tecnológicos, y es algo que el movimiento obrero debe incorporar, encontrando nuevos mecanismos, porque es parte de la evolución”.
En ese marco, Cayaffa agregó que la federación, después de muchos años, es decir, tras la instalación de la primera planta de celulosa en el país, comenzó a entender ese proceso. “A veces parábamos por los Consejos de Salario y los compañeros de la celulosa no se unían a la protesta. Con el tiempo, comprendimos las causas y hemos tenido la responsabilidad, como delegados sindicales, de comunicarlo al resto de los compañeros. Tuvimos que llevar a cabo un proceso interno en los sindicatos para entender que la fuerza de los compañeros de la celulosa radica en convocar a los medios de prensa para comunicar, lo que tiene una gran repercusión a nivel económico, político e internacional”.
En el mismo sentido, Correa complementó que, en la actualidad, si los representantes de un sindicato de la celulosa informan a los medios de prensa sobre la existencia de un conflicto, “eso tendrá repercusiones no sólo en Uruguay, sino también en la casa matriz, es decir, en Finlandia. Esto cambia completamente el aspecto de la fuerza sindical”.
Según datos del Instituto Cuesta Duarte, en toda la cadena de producción de la celulosa existen 23.000 puestos de trabajo, que van desde la germinación de la semilla en un vivero hasta el crecimiento del árbol, el transporte de troncos y, posteriormente, la carga de la celulosa en el barco. En las plantas, debido a la alta tecnología, hay aproximadamente 150 trabajadores, además de otros 500 que se desempeñan en servicios de mantenimiento o portería, que son tercerizados.
Vínculo solidario internacional
Ante la pregunta referida a cuál es el proceso de fortalecimiento de un vínculo solidario a nivel internacional que la federación ha podido iniciar y cómo se ha dado ese vínculo, Washington Cayaffa respondió que la federación está construyendo una cadena de sindicatos del papel y la celulosa a nivel nacional, en coordinación con sindicatos de Finlandia. “Estamos detectando problemas como la tercerización y la falta de sindicalización, especialmente en la madera y el transporte. A través de fuertes conversaciones con los finlandeses, hemos elaborado proyectos de cooperación y compartido visiones sobre los problemas. Esta solidaridad ha sido recíproca; hemos apoyado sus huelgas y ellos han estado solidarios con nuestro movimiento sindical. La construcción de este vínculo es esencial para fortalecernos mutuamente”.
Por su parte, Carlos Correa dijo que la integración internacional es crucial porque demuestra que los trabajadores en diferentes países comparten luchas similares. “Estamos en contacto con sindicatos de Argentina y Brasil, formando parte de organizaciones internacionales como INDUSTRIALL, CICSSA y FESPAN. Esta unión fortalece a los trabajadores y es fundamental que estemos todos juntos para enfrentar desafíos comunes”.
Mientras que Juan Maciel respondió que Uruguay ha sido un referente en la unión sindical a nivel internacional. “Aunque somos un país pequeño, siempre destacamos por tener una central única de trabajadores. Este aspecto es admirable para otros países. La separación que vivimos en el pasado ha sido superada, y ahora estamos comprometidos con la unión, lo que refleja un cambio positivo y la aceptación de que no siempre se tiene la verdad absoluta. Este proceso de unión es lo que realmente valoramos en nuestra lucha”.
Las vueltas de la vida
Acaso el sector de las papeleras sea uno de los ejemplos más elocuentes para comprender los cambios en el mundo del trabajo que se han producido en los últimos años. De trabajar en chancletas a tener un compañero robot. Otro mundo existió en el sector del papel y fue posible porque había obreros que sabían del oficio como nadie. Hoy esos mismos obreros conviven con la inteligencia artificial, la tecnología de última generación y los robots ocupan un lugar preponderante en las instalaciones de las plantas de celulosa. Según explicaron al Portal del PIT-CNT, Correa y Cayaffa, cuando ellos comenzaron a trabajar en el sector, un error humano o un accidente, podía afectar la salud de un trabajador. Hoy una falla podría tener consecuencias impactantes.
Juan Maciel, Carlos Correa y Washington Cayaffa han transitado buena parte de sus vidas trabajando en la industria de la celulosa.
Juan Maciel –el más joven de los tres- trabaja hace 13 años en Montes del Plata, donde inició su trayectoria como técnico de planta. Su primera experiencia fue manejando una máquina, lo que le permitió adquirir habilidades técnicas desde el principio de su carrera en el sector de la celulosa.
Carlos Correa, en tanto, lleva 24 años en la industria, comenzando su labor en la fábrica SIGSA, ubicada en Camino Carrasco. Entró como obrero, ocupándose de tareas como el acomodo de cajas. Con el tiempo y tras una reestructura en la fábrica, ha continuado desempeñando funciones similares, aunque ahora asume una variedad de tareas debido a la falta de personal en diferentes áreas.
Mientras que Washington Cayaffa, ya en su momento de retiro de la actividad, tiene una larga trayectoria de 38 años en la fábrica, comenzando como ayudante en una cortadora de papel. Se unió al equipo gracias a un conocido que le informó sobre una vacante. Desde sus inicios, ha estado involucrado en la preparación de bobinas para la cortadora y ha sido testigo de los grandes cambios en el sector, incluida la modernización y la incorporación de robots en las líneas de producción. Ha destacado la importancia de la capacitación continua en la industria, tanto para operarios como para jefes, asegurando que el personal esté preparado para las demandas tecnológicas actuales.