Esteban Valenti escribe en su columna de Uypress, una cerrada defensa de Danilo Astori. En su afán de defender al ministro, dirige sus ataques a diestra y siniestra, en particular contra el PIT-CNT. Algunas de las cosas que el Valenti se anima a escribir, además de cargadas de la habitual soberbia del que “se las sabe todas”, son groseras falsificaciones de la verdad histórica. Me voy a encargar de las cuestiones que atañen a la central, los sectores políticos que han acompañado total o parcialmente nuestros planteos sabrán establecer por si mismos sus fundamentos.
Inicia su artículo señalando la conexión de algunos debates públicos en la izquierda con la eventualidad de la definición de las candidaturas 2019. Nada que ver con ese lejano tema. Si él lo expone, tal vez sea porque a él le preocupa.
Continua su artículo estableciendo que Astori no ha hablado de “austeridad”, sino de “prudencia fiscal”. El asunto no es terminológico, sino de las señales concretas que se emiten y de las decisiones que se aplican.
El punto es que con tanto énfasis desmedido en la prudencia de parte del equipo económico las cosas funcionan como profecía autocumplida, y en un mundo del trabajo dividido en clases en pugna, el discurso se puede convertir rápidamente en convocatoria al ajuste.
Las señales que hasta ahora se han emitido son profundamente equivocadas. En lo concreto hay decisiones de recorte en las inversiones de las empresas públicas. Se detuvo por ahora Antel Arena, esperemos que las obras se reinicien lo antes posible. No como algunos quieren, en manos de privados, sino como lo que es: un acuerdo público-público. Los criterios del Poder Ejecutivo para los Consejos de Salarios son un gravísimo error económico y político al establecer “garantías” de congelación salarial solo en oportunidad de los correctivos, cuando no de rebaja del poder de compra de los salarios hasta ese momento, en una economía que puede y debe crecer. Además, de contribuir al divorcio del bloque histórico de los cambios, entre sus componentes sociales de los directamente políticos.
De todas formas Valenti no parce mostrar mucho interés ni preocupación por la unidad contradictoria del bloque político y social de los cambios, a juzgar por la grosería en contra de las movilizaciones de los trabajadores. En efecto, Valenti dice -quejándose de las movilizaciones hacia el MEF-, que los dirigentes sindicales dicen “discursos inflamados … que nunca les escuche realizar durante la crisis del 2002 o durante el gobierno de Lacalle” SIC!!! ¿Es que Valenti se olvida de nuestra lucha contra el atraso cambiario y la apertura comercial indiscriminada bajo el gobierno de Lacalle? ¿Es que se olvida de nuestras iniciativas, - en condiciones muy difíciles -, para defender nuestras empresas públicas en 1992? ¿O acaso se olvida de nuestras movilizaciones en el año 2001 cuando la marcha desde Bella Unión, la marcha a Punta del Este, o la táctica de la extrema amplitud de nuestro PIT-CNT cuando con la concertación para el crecimiento, dejamos aislado y sin capacidad de iniciativa al gobierno de Jorge Batlle?
Esteban Valenti, no arremete contra el movimiento sindical concebido en forma estrecha, arremete contra la línea de acumulación de fuerzas de nuestro pueblo, a través de una táctica que ha sido probada por la historia de nuestro país, consistente en la unidad critica, del movimiento obrero y popular expresado social y políticamente.
Por otra parte, yo no conozco de la realización de los presuntos “paros preventivos”. Si, en cambio, de un movimiento sindical maduro, que sabe diferenciar quien es quien, incluso en tiempos de discrepancias. He sostenido públicamente de forma contrafáctica, que si hoy hubiera gobiernos de derecha, nuestro problema no serian los criterios del Poder Ejecutivo para la negociación, sino la destrucción de los Consejos de Salarios y la negociación colectiva por rama de actividad. Un movimiento sindical que no necesariamente debe actuar en forma reactiva, que construye sus iniciativas y sale a luchar por hacerlas realidad, por mal que les pese a Valenti.
Por último, Valenti dice que la aplicación de las propuestas de nuestro PIT-CNT nos llevaría a que el “país se iría por el mismo caño que se han ido otros modelos”. De nuevo esa dosis de soberbia de los augures que siempre pretenden que su pensamiento sea pensamiento único.
¿Cuál es el planteo central del PIT CNT?
Básicamente, que en tiempos de desaceleración de la economía, con una innegable repercusión de la crisis internacional del capitalismo en nuestra América y en nuestras tierras, se aplique cierta dosis de keynesianismo. Para que a través de la inversión pública, los salarios y las jubilaciones (no podemos aceptar como de izquierda, la pretendida contradicción entre salario y trabajo) operen todos los efectos multiplicadores que permitan generar dinámicas económicas positivas, como ocurrió con la inversión del Estado y los salarios en los años 2008 y 2009. Vaya escándalo!!!
En particular hacia el presupuesto nacional mencionamos algunas herramientas para mejorar el margen fiscal del Estado, de modo de atender mejor el presupuesto y las necesidades de nuestro desarrollo. Ningún dogmatismo con las herramientas. Para cualquier analista externo, sería extremadamente valorable comprobar que el movimiento sindical no solo plantea sus legítimas demandas, sino que también hace un aporte acerca de cómo financiarlas.
Comentábamos más arriba que la dinámica de las transformaciones en nuestro país va pautada por la unidad dialéctica –es decir compleja y contradictoria- de un bloque social y político de los cambios. Que esas contradicciones sean parte de una dialéctica positiva, de un espiral ascendente en vez de una dialéctica negativa – a lo Horkheimer- es responsabilidad de todos, hay mucho en juego.
Nosotros actuamos para desenvolver –sin modelos a priori- un conjunto de tareas de dimensión histórica, que requieren distintos y sucesivos gobiernos de cambio que puedan ir cada vez más profundo. La actual nueva bancarrota de la socialdemocracia europea, con su línea de jugar al achique, debería decirnos algo de qué hacer y qué no hacer, en esta patria de Artigas.