Crónica de una sesión reveladora
Con casi dos horas de atraso comenzó la sesión del Senado que fue convocada de manera extraordinaria para tratar la ley de reforma jubilatoria que impulsa el gobierno de coalición de derecha y ultraderecha. Desde temprano, en las inmediaciones del Palacio Legislativo centenares de militantes sindicales y sociales manifestaban su rechazo al proyecto que propone trabajar más años parar cobrar una jubilación menor que la actual, bajo el eufemismo de “sustentabilidad” en base a la filosofía neoliberal que el costo únicamente recaiga sobre las espaldas de las y los trabajadores.
En tanto dentro de la Cámara de Senadores, la sesión extraordinaria convocada por el oficialismo no comenzaba y la incertidumbre ganaba los corrillos parlamentarios. “No hay quórum porque los senadores oficialistas no están presentes”, se supo. El asunto -que no es un mero tema de formas- dejó en evidencia una vez más las contradicciones de un gobierno que según expresaron parlamentarios de la oposición una vez iniciada la sesión, “mintió” sobre las promesas de campaña.
“El gobierno mintió y sigue mintiendo” parece ser algo que ya pocos discuten, incluso dentro de filas de la bancada oficial. “Daños colaterales”, “se equivocaron los asesores”, “todo lo cambió la pandemia”, “la culpa es del FAPIT” y frases del estilo, son las profundas explicaciones que esgrimen los voceros del gobierno en momentos en que ha quedado al descubierto el mayor escándalo político institucional a partir de la difusión de los chats del ex jefe de seguridad de Presidencia de la República y la célula criminal que presuntamente operaba en Torre Ejecutiva durante el actual gobierno de Luis Lacalle Pou.
En este marco, un 27 de diciembre fue convocada de manera extraordinaria la Cámara de Senadores y durante casi dos horas no pudo dar inicio al tratamiento del proyecto de reforma jubilatoria porque los legisladores oficialistas estaban en sala.
La gente fue. Las y los trabajadores concurrieron a manifestar su discrepancia con un proyecto regresivo que hará trabajar más años para cobrar una jubilación menor.
Los legisladores del gobierno casi no van.
Al final, llegaron.
La sesión comenzó. Habló la oposición, dejó en evidencia uno por uno los argumentos por los que no se debería aprobar una reforma de espaldas a la gente y las barras aplaudieron.
Fue así que la presidenta del Senado, Beatriz Argimón, resolvió desalojar las barras tal como lo establece el reglamento.
Esto motivó el inicio de una serie de cantos de quienes eran retirados del recinto. “Ole, le, ola la, si este no es el pueblo, el pueblo donde está” retumbó entre el mármol y la soledad de las barras que iban quedando vacías. En este marco, hubo quienes recriminaron a los legisladores del oficialismo su apoyo a la reforma jubilatoria. Sergio Botana, como así también otros legisladores, sonrieron satisfechos. El senador suplente Sebastián Da Silva en tanto cargó en rueda de prensa contra “el FAPIT” y justificó la expulsión de trabajadoras y trabajadores de las barras.
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