Las firmas de Artigas

Ramón conoce a todo el mundo en Artigas pero no sabe ningún nombre de casi nadie. Ha visto crecer a niños y niñas que con el paso del tiempo se fueron transformando en jóvenes; los vio enamorarse, ser felices, reír y llorar, leer en silencio, observar el horizonte sin decir una palabra. Vio distanciamientos y reencuentros inolvidables. Los ha acompañado durante todos estos años de gente. Buena parte de su vida ha sido un viaje compartido.  

Ramón Tejeira Mármol es transportista interdepartamental y hace 32 años que está en la ruta. De joven trabajó en la Policía hasta que un amigo le ofreció para que se presentara a un puesto de guarda en una compañía de transporte interdepartamental y eso le cambió la vida. Es padre de dos hijos, Fernando que está casado y vive en Porto Alegre y Nicolás que estudia en la ORT de Montevideo y anda buscando trabajo. Desde hace 40 años, Ramón está casado con Isabel, la gran compañera de su vida. Ahora con 58 años, él está apurado por jubilarse porque dice que quiere ocupar su tiempo en salir a caminar por los barrios y pueblos de Artigas, allá en el norte del país, para charlar con la gente. «La ruta es una escuela de vida, me he pasado la vida en eso y puedo decir con orgullo que me gusta mi trabajo. Ha sido una alegría poder compartir esta vida con tanta gente a la que ni le conozco su nombre pero me sé sus vidas». Ramón no lo dice, pero a su manera deja entrever que se siente un privilegiado por haber tenido la oportunidad de ayudar a mucha gente, darle una mano a quien precisaba, lo que en uruguayo se llama una «gauchada». 

Ahora dice que está «apurado por jubilarse» porque la situación actual «es un desastre». No puede creer cómo un país que era ejemplar y admirado en el mundo se vino «a pique» en tan poco tiempo. «Ya sabíamos que con este gobierno a los trabajadores nos iba a ir peor, que nuestros derechos iban a caer en picada, pero que todo sea de manera tan grosera es muy desmoralizante». Por eso quiere salir a conversar con la gente. En cada casa o a través de un programa de radio. Porque ama la radio. Y desde ya asegura que pronto tendrá tiempo para hacer su programa de radio en Artigas y allí, entre canciones de Queen y los Bee Gees, charlará de las cosas que le preocupan. Pero por ahora, va de casa en casa, charla en las calles y esquinas, y junta firmas para derogar 135 artículos de la LUC.

Unos días atrás, Ramón Tejeira Mármol llegó a la calle Jackson y por primera vez en su vida entró a la sede del PIT-CNT. Traía bajo el brazo un paquete repleto de firmas de vecinos y vecinas de Artigas. Estaba emocionado.

En diálogo con el Portal del PIT-CNT, contó que cuando se vio venir el cambio de rumbo de gobierno, salió a la campaña a alertar sobre los perjuicios que tendrían los trabajadores si volvían las políticas neoliberales. Y entonces se fue a Tomás Gomensoro, a Baltasar Brum, a Bella Unión y a distintas localidades y pueblos a conversar con la  gente. Iba en campaña y le decía a sus vecinos: «Tú tienes tu credencial y tu memoria, y esas dos cosas tienen que ir juntas».  

A Ramón le duele el presente. No puede creer que el país esté como esté. «Yo te la llevo que la gurisada que no vivió otros tiempos y no sabe lo que eran aquellos gobiernos (neoliberales) hayan votado lo que votaron ahora, pero que gente grande, trabajadores de más de 40 años que ya saben lo que vivimos, que se hayan pegado un tiro en el pie votando este gobierno no lo puedo entender, y la única posibilidad que veo de revertir este desastre es anulando esos artículos de la LUC. Y para eso tenemos que juntar más de 700 mil firmas y en eso estamos. Por eso hago lo que hago y salgo a juntar firmas a pie, puerta a puerta».

Ramón habla como vecino y paisano del interior profundo, que no anda con vueltas para decir lo que piensa. «Yo hablo como laburante, porque uno que es laburante, es trabajador, es empleado, tiene la obligación moral de votar, de reivindicarse por el desastre que trajimos al país que no ha hecho nada de nada por los trabajadores sino solamente cosas que nos han perjudicado el salario, los derechos conquistados y nuestra calidad de vida».

Duele el presente

A muy pocas horas de retornar a su tierra, Ramón Tejeira explicó al Portal de la central sindical que la situación económica y social en Artigas es dramática. «Allá las posibilidades siempre son muy escasas, no hay industrias, la mano de obra se limita a cosas muy puntuales, como ser empleados públicos, trabajar en la intendencia y poco más que eso. Es un departamento económicamente muy limitado. Y claramente la situación actual que se vive en Artigas es un reflejo de todo el país, se ven cosas en las calles que no se veían antes, gente pidiendo para comer; se ven niños en la calle pidiendo para comer. No piden plata, piden comida. Es muy triste verlo. Ya sabíamos que iba a ser así y esta pandemia no hizo más que agudizarlo, pero es muy triste ver este panorama».

A Ramón le duele que el gobierno no haya dado respuestas a la gente. Y remarca que es insólito que la LUC ni nombre la pandemia ni las necesidades de la gente. «Esta LUC es nefasta porque no favorece en nada al necesitado».

El miedo

«Allá hay mucho miedo para todo. Asustan a la gente. En realidad creo que el miedo está implantado en casi todo el interior del país. Siguen hablando del cuco de los comunistas y los tupamaros y los sindicatos. Ese cuco está metido en la cabeza de la gente. Realmente es triste pero es así». Tan así lo siente y lo vive, que Ramón tomó la decisión de ir restringiendo su propia voz en la redes sociales porque sabe que su voz le puede jugar en contra a su hijo en la búsqueda de trabajo. «Ellos saben todo. Juegan con eso. Es increíble que estas cosas sigan pasando pero es así».

Acaso por ello, no ve la hora de jubilarse. Para poder decir todas estas cosas sin miedo a represalias. Y siente que cuando tenga su programa en FM podrá decir todo lo que piensa, ya con buena parte de la LUC derogada y con buenas baladas de Cat Stevens, Aretha Franklin y The Carpenters acompañando sus días y noches de radio.