Cantando una canción de Paz

Miércoles, 10 Marzo 2021 12:27
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Estábamos en Buenos Aires en 1975. Un grupo de guitarristas o meros guitarreros como yo, nos  juntábamos con Alfredo con la intención de ensayar. Un día llegué al apartamento.

–¿Comiste? – me preguntó.

–Sí –mentí. Seguramente se me veía en la cara las tensiones de una ciudad ocupada de guerra y un exilio entre incierto y de comidas salteadas.

Me pidió que lo acompañara. Bajamos con otro amigo a un boliche de ahí nomás. Él pidió su whisky, un café para el amigo y para mí un bife de chorizo con puré.

–Cuando terminen suban y seguimos. –Se levantó, pagó toda la consumición y se fue.

–Qué grande Alfredo –enunció el amigo –esos eran los últimos pesitos que le quedaban.

Así recuerdo a Zitarrosa. Serio por un lado y de un humor filoso por el otro. Solidario siempre. Hoy, en su cumpleaños ochenta y cinco, siento ganas de ponerme de pie y levantar mi copa con lo que sea, para brindar por él. Su voz forma parte de mí. Sus canciones y sus músicas forman parte de mí.

Una vez quisimos poner su nombre a la sala del PIT-CNT donde se reuniría el Departamento de Cultura de la central de trabajadores. No sucedió por nada importante, pero la verdad es que creo que no necesitábamos acotarlo a cuatro paredes. Alfredo Zitarrosa trasciendo los perímetros, abre puertas y ventanas, está en todas partes, crece y se extiende. A veces como una caricia de los que saben que amara es dulce y que duele. Otras como un marronazo que parte armaduras y muros para liberar las almas.

Nosotros, los trabajadores en general y de la cultura en particular, seguimos el camino sin estatuas ni nomenclaturas, haciendo lo que tenemos que hacer, cantando una canción de paz que ya nadie podrá silenciar.

 

Ignacio Martínez

Departamento de Cultura PIT-CNT

 

Modificado por última vez en Miércoles, 10 Marzo 2021 20:09
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