Identidad e historia: Rumbo al Congreso del Pueblo
“Nuestro pueblo sabrá de jornadas victoriosas, de lucha contra el privilegio y de defensa de principios y libertades democráticas”.
José Pepe DElía, 9 de abril de 1965, entrevista en Semanario Marcha
De cara al Congreso del Pueblo que se realizará este 2023, el Portal del PIT-CNT presenta una mirada histórica en clave periodística sobre el contexto nacional, internacional, económico, político y mediático, que se vivía por aquellos años cuando finalmente se concretó el histórico encuentro de 1965.
Por MFR
Cuando revisamos la historia nos vamos dando cuenta de que la lucha por los derechos va teniendo etapas, momentos, en los cuales parece que estuviéramos viviendo una especie de deja vu. Queda en evidencia la lucha de clase, queda al descubierto que ciertos sectores defienden sus privilegios conseguidos a costa de las necesidades de otros. Son esos otros los que intentan tener una vida digna, crear una sociedad más justa y solidaria, donde nadie sea más que nadie. Hay avances y retrocesos. Los avances se suceden lentamente y hacen que los más puedan soñar con una vida digna, con esa utopía que a medida que nos acercamos se aleja un poco más. Pero, lo que queda claro es que se debe luchar por los derechos, porque nadie nunca regaló nada si el pueblo no se organiza y se moviliza.
Si hay algo que la historia nos recuerda y deja en evidencia, es precisamente qué hizo cada sector en cada momento y período del país o del mundo. Después vendrán las interpretaciones de acuerdo a visiones y pertenencias partidarias, religiosas o de distinta índole. La realidad de lo sucedido, más allá de las interpretaciones subjetivas, es una y deja establecido de qué lado del mostrador estuvo cada sector o grupo. En especial se puede saber quiénes han defendido la democracia de manera irrestricta y quiénes han apoyado el autoritarismo, la represión y las dictaduras. Los argumentos pueden ser muchos, la realidad una sola.
Por eso, para entender las actividades llevadas adelante por los sectores sociales, estudiantiles y trabajadores, se debe recordar que en la segunda mitad de la década del '50 el país se encuentra sumido en una importante crisis. La unificación sindical venía siendo trabajada por muchos, aunque algunos temores por la pérdida de perfil propia, la demoraban. La huelga en la industria frigorífica de 1956 fue tomada por muchos como una fecha clave para la unificación del movimiento sindical y la coordinación de acción que se concretará formalmente una década después con la fundación de la Convención Nacional de Trabajadores (CNT).
En 1958 la FEUU venía llevando adelante una contundente lucha en apoyo a la Ley Orgánica y en este marco convocó a todos los sindicatos a un plenario obrero-estudiantil. En el plenario se elaboró una amplia plataforma de reivindicaciones que contempló los planteos estudiantiles con el de los obreros y llevaron a que en octubre de ese año se realizaran grandes movilizaciones. Esta acción determinó que se sancionara la Ley Orgánica de la Universidad y se aprobaran numerosas a importantes leyes que beneficiaban a la clase obrera.
Las grandes movilizaciones obrero-estudiantiles de 1958, en reclamo de la Ley Orgánica de la Universidad y de un conjunto de leyes laborales, marca el punto más alto de esa vinculación y de esa acción común.
Teoría y práctica
Germán DElía -profesor de Historia y hermano de José Pepe D'Elía- sostiene en el libro El movimiento sindical (1969) que “el obrero llega a la postura ideológica a través de la lucha económica. En ella va desarrollando su conciencia de clase, que le permite comprender las contradicciones del sistema y lo impulsa a combatirlo. El estudiante parte de la teoría, asume una posición ideológica que también lo lleva al cuestionamiento del sistema imperante y a asumir la necesaria militancia para cambiarlo. (…) Una adecuada integración del movimiento estudiantil y del movimiento sindical constituye un proceso ampliamente positivo. El desarrollo de los movimientos populares, la conjunción de fuerzas con bases programáticas firmes no constituye una simple adhesión, sino una multiplicación de sus respectivas capacidades de acción”.
Es en 1960 que el Congreso Obrero Textil (COT) propone un frente que aglutine a los sectores sociales bajo un programa que tuviera como objetivo la liberación nacional. Ese mismo año la FEUU se pronuncia en el mismo sentido. Esta propuesta fue recogida por la Central de Trabajadores del Uruguay (CUT) y aprobada en la tercera sesión de su Congreso Constituyente en 1961. Cuando la CUT discute la elaboración programática surge el documento “Condiciones de vida de los trabajadores y situación económica del Uruguay”, el cual fue distribuido entre los sindicatos y sirvió para la convocatoria en 1964 de la CNT.
El 2 de agosto de 1964 la CNT en gestación promueve la realización del Congreso del Pueblo y convoca a los sectores populares (jubilados, universitarios, estudiantes, artesanos, campesinos, pequeños y medianos productores, etc.) a debatir sobre: “1) programa de soluciones a la crisis que vive el país. 2) Plan de lucha que permita realizarlo en la práctica.
Esta iniciativa encontró eco en distintos sectores y comenzaron a realizarse reuniones amplias y participativas para prepararla. El primer encuentro se realizó el 8 de abril en el Paraninfo de la Universidad, dos días antes el país se había paralizado en respaldo a una medida impulsada por la CNT y conto con el apoyo de estudiantes, jubilados, cooperativistas, comerciantes minoristas, organizaciones sociales y culturales.
El gigantesco paro del 6 de abril se convirtió en una magnifica respuesta a la escalada fondomonetarista fue un antecedente claro a la realización del Congreso del Pueblo, el cual había sido convocado para el 29 de junio y finalmente se realizó el 12 y 15 de agosto de 1965.
Paro general del 6 de abril
En una nota publicada el 9 de abril de 1965 en el semanario Marcha, Gerardo Cuesta (histórico dirigente de la Unión Nacional de Trabajadores del Metal y Ramas Afines – UNTMRA) escribe que el Paro General del 6 de abril recibió la adhesión de medio millón de trabajadores en todo el país. “Es una etapa superior de lucha, participaron de esta jornada prácticamente los trabajadores de todas las actividades, incluso importantes sectores de comerciantes, de campesinos y también de otros sectores sociales. Simultáneamente contó con el apoyo del estudiantado, de los jubilados y pensionistas, del Movimiento de Defensa y Apoyo de la Escuela Pública, del Movimiento de Defensa de la Producción Agropecuaria, y otras organizaciones de carácter social, cultural y popular. Todo ello da proyecciones de carácter verdaderamente histórico a esta jornada”.
En otro pasaje de su nota señala que “la protesta enjuicia la política y los planes del gobierno, qué respondiendo a los sectores oligárquicos del país y las orientaciones del Fondo Monetario Internacional, impulsó la Reforma Cambiaria y Monetaria y las sucesivas devaluaciones de nuestra moneda, que agravaron los males de estructura que padece el país, precipitando la economía nacional hacia su bancarrota”.
Subraya Cuesta que “las soluciones tienen que establecer un cambio total en materia política impositiva, gravando efectivamente a los privilegiados, y no al conjunto del pueblo, como se hace hoy”.
José Pepe DElía, también en Marcha del 9 de abril de 1965, sostenía que “cuando a mediados de año pasado, realizamos el paro y la manifestación que puso en evidencia ante la opinión del país, el propósito de nuestra clase trabajadora de defender las liberades públicas y sindicales, pensamos que, por la extensión y finalidad del acto, el más grande hasta entonces realizado en el país, sería sumamente difícil concretar jornadas similares o superiores.
El paro general del día 6 ha puesto en evidencia, no solamente que aquello era posible, sino que la plataforma que la Convención Nacional desplegó como bandera permitiendo la unión de los sectores del trabajo y de la enseñanza, de los estudiantes y de los funcionarios públicos, es todo un programa de lucha y una plataforma por la cual trabajar para darle al país la solución que éste reclama y que un gobierno, además de inepto, por estar sometido a los monopolios al servicio de los privilegios, es incapaz de dar.
De ahí, la simpatía con que todos los sectores populares, aún aquellos no vinculados a las organizaciones sindicales de los trabajadores, han visto la realización de esta jornada nacional, sin duda alguna la de mayor extensión y de especial y significativa trascendencia en la hora que vivimos.
Abre auspiciosas perspectivas hacia el Congreso de Pueblo, y estimula el estrechamiento y la unión entre trabajadores de la ciudad y del campo -muchos sindicatos agrarios se sumaron al paro, muchas cooperativas del medio rural expresaron su simpatía- y amplía los vínculos ya existentes con los sectores de la enseñanza y del funcionariado, golpeados al igual que los trabajadores de la industria y del comercio por una crisis que se agrava día a día.
Sobre la base de una unidad tan estrecha como combativa, de un movimiento de tanto volumen y poder, como de perspectivas tan amplias, nuestro pueblo sabrá de jornadas victoriosas, de lucha contra el privilegio y de defensa de principios y libertades democráticas que, fundamentalmente los trabajadores, para su defensa, deberán salvaguardar”.
Entre 1964 y 1966 el Uruguay pasa por la Reforma Cambiaria y Monetaria y se firma la primera Carta Intención con el FMI. Las recetas implantadas y las orientaciones económicas fondomonetaristas, la aplicación de un autoritarismo político se convierten en la nueva normalidad.
Programa CNT
La creación de la CNT se constituye en un triunfo para la clase trabajadora. Queda claro desde el primer momento que la unidad por la unidad en sí tiene escaso valor, pero cuando es la culminación de un ciclo de luchas y se llega a ella sobre la base de un programa que demuestra una doble superación -ideológica y programática-, entonces se constituye un avance trascendente.
En la introducción el programa de la CNT sostiene que los problemas derivados de la crisis -y la crisis misma- no pueden ser solucionados con medidas parciales ni por una evolución circunstancial de la coyuntura económica internacional, como ha ocurrido otras veces. Tampoco ello será posible con el uso del crédito extranjero, que obliga a desembolsos sucesivos por concepto de intereses y limita el desarrollo y la independencia del país, ni con nuevos sacrificios de los sectores ya sacrificados desde hace años en sus posibilidades de trabajo.
Para superar la crisis es necesario remover esas estructuras, que traban el crecimiento de la producción, de la productividad, de la ocupación y del comercio exterior del país. El pueblo deberá impulsar, y el Estado promover, la trascendente tarea de efectuar los cabios necesarios en beneficio de la sociedad; esta obra sólo podrá llevarse a cabo por el pueblo organizado.
En el plano de las reformas concretas se exige la realización de una reforma agraria que erradique el latifundio y las formas antisociales de tenencia de la tierra y aumente la producción mediante el asesoramiento técnico, el crédito, la enseñanza y el fomento de la cooperación. El programa de la CNT formula también otros postulados: la reforma industrial, de modo de asegurar una adecuada planificación, el pleno empleo y la utilización completa de las inversiones ya realizadas; la promoción del desarrollo industrial y el incremento de la productividad industrial, mediante la utilización racional de los factores de producción; la nacionalización de los monopolios y en caso necesario, de las industrias de propiedad del capital extranjero o de aquellas que resulten decisivas para el desarrollo de la economía nacional; la reforma del comercio exterior, mediante su nacionalización, a efectos de que el país pueda tomar en sus manos un sector clave de su actividad económica; una política de inversiones públicas que permita consolidar y ampliar el dominio industrial del Estado sobre el principio de que los sectores vitales de la economía no pueden estar en manos del interés privado; la reforma tributaria sobre el principio de una tributación incrementada de los privilegiados; la reforma crediticia y bancaria, cuyo núcleo fundamental consiste en la nacionalización de la banca, con el fin de que el ahorro y el crédito sean utilizados en programas de índole social y desenvolvimiento económico; la reforma urbana, que solucione el dramático problema de la vivienda, con un plan de construcción de unidades habitacionales orientado, esencialmente, a satisfacer las necesidades de los sectores populares y por último, una política educacional que facilite el acceso de todos los sectores a la enseñanza y mejore la calidad de la misma.
Gesta artiguista
Las asambleas preparatorias del Congreso del Pueblo, efectuadas los días 8 de abril y 29 de mayo de 1965, cuentan con la participación de organizaciones sindicales, de jubilados y pensionistas, de estudiantes, de universitarios, de profesionales, de docentes, de artesanos, de campesinos y pequeños productores de la ciudad y del campo, trabajadores del arte, la cultura y la enseñanza, han resuelto dirigirse a todas las organizaciones de este mismo carácter, así como a los hombres y mujeres de nuestro pueblo, llamándoles a participar activamente en la realización del Congreso del Pueblo.
El país atraviesa por una dura crisis que golpea con sus peores consecuencias a todos los sectores del pueblo trabajador. Ante esta realidad, donde se agravan todos los males de estructura que sufre la República, así como de la necesidad de transformarla en beneficio de los trabajadores y el pueblo, es que ha surgido la iniciativa de realizar una gran Congreso del Pueblo, abierto a todas las fuerzas sindicales, campesinas, culturales, sociales y populares, que facilite el diálogo en la búsqueda de acuerdos y ponga en marcha de manera conjunta esa fuerza multitudinaria que integra la inmensa mayoría del país.
A medida que transcurren los días continúan en forma intensa las adhesiones de diversas organizaciones sindicales y populares del interior y de la capital para participar en e l Congreso del Pueblo. La Comisión Organizadora de la Mujer Trabajadora -creada en los últimos meses- también ha registrado su participación.
El Congreso del Pueblo contó con 707 organizaciones representadas, 1.376 delegados que representaban a más de 800.000 uruguayos. “Nos proponemos concretar en ese Congreso del Pueblo todas o la mayor parte de las inquietudes y aspiraciones que la generalidad de los uruguayos tenemos, ya pertenezcamos al sector de los trabajadores manuales, a los estudiosos o artísticos, a las actividades cooperativas, comerciales o esas mil actividades, que los hombres y las mujeres que viven de su trabajo y su esfuerzo, realizan”, se decía en el acto inaugural.
Esto significó una cabal expresión de la vertiente democrática y radical del pueblo que emergiera en la gesta artiguista. Fue un gran momento en la búsqueda de la unidad popular en torno a una propuesta programática y pudieron expresarse todas las organizaciones populares organizadas, si bien lo pudieron hacer los partidos políticos. Los cuatro días de deliberación marcaron un esfuerzo organizativo y programático sin precedentes en el país. El Programa aprobado se convirtió en la expresión de los intereses de un bloque social policlasista, que tenía en la clase obrera organizada un peso preponderante.
En este encuentro se resolvió también un plan de lucha, objetivos programáticos y una estructura organizativa que lo constituía en una organización permanente. Para eso se formó una Asamblea Representativa Nacional, integrada con representantes de todos los sectores sociales y de todos los departamentos del país. A lo que se le sumaron organismos de base da carácter territorial, las Asambleas y Juntas Vecinales, de tenían un funcionamiento permanente.
Mensaje al pueblo uruguayo
El Congreso del Pueblo da a conocer un mensaje al pueblo uruguayo: “El Congreso del Pueblo, que cobija en su seno las más diversas y extensas capas sociales, es la afirmación de la voluntad de un pueblo, expresión categórica de fuerza, manifestación viva de que está en marcha una nueva “admirable alarma” como la que proclamara Artigas en 1811, cuando emergía la nacionalidad uruguaya. Analizando la situación del país, en democrática deliberación, hemos encontrado un lenguaje común, porque nos mueve el elevado fin de unir a todos los sectores progresistas del país, para impulsar las grandes soluciones nacionales.
Al pueblo laborioso de ciudades, pueblos y campos, que nos conocerá a través de ese mensaje, queremos decirle: QUIENES SOMOS
Somos obreros industriales, de la construcción y del transporte; somos los empleados y obreros del comercio, de los bancos y de la previsión social; somos los maestros, profesores, estudiantes de todas las escuelas y universidades; somos los funcionarios nacionales, de los Municipios y de los Entes Autónomos; somos los jubilados y los pensionistas; somos los pequeños y medianos productores rurales, peones de estancia y asalariados del campo; somos los artesanos y pequeños comerciantes; somos los trabajadores agrupados en cooperativas de producción o consumo en a ciudad y en el campo; somos los hombres y mujeres profesionales de la prensa, de arte y de la cultura; somos las diversas capas populares, trabajadores desocupados, empleados de servicio doméstico, inquilinos, amas de casa, pobladores de villas, comisiones de fomento, comisiones vecinales, etcétera.
Todo lo que vive, palpita, estudia, piensa, trabaja y produce, está en nuestro Congreso; su vitalidad se demuestra por lo profundo de sus raíces en el pueblo. Cada uno de estos sectores, es una expresión viva de las luchas de ese pueblo, que hoy se yergue para rescatar un destino que se nos ha robado.
Estas inmensas fuerzas conjugadas, desde este Congreso denunciamos que:
El país se encuentra en una crisis total en lo económico, en lo social, en lo político y en lo moral, como nunca en su historia; la inflación y la carestía asombrosa, desatadas por el gobierno actual y los anteriores, ha sumido en la miseria el subconsumo al 90% de la población; las sucesivas emisiones, devaluaciones y revalúos, agravan hasta límites de desastre esta situación; las industrias nacionales y las producciones agrarias en retroceso, reflejan una orientación económica que llevó al país a la bancarrota; la dependencia de nuestro comercio de exportación e importación de los mercados y centros de poder económico imperialista y el sometimiento de nuestra economía a los dictados del FMI hace que unos pocos compradores extranjeros, apoyados sobre agentes nacionales, sustraigan con sus maniobras monopolistas gran parte del esfuerzo que se realiza en las fábricas, en las chacras o en las estancias; el endeudamiento fabuloso del país en el exterior, obra de los empréstitos irresponsables contratados, es otra soga al cuello de la nación; la previsión, la salud, la legislación social, sufren un deterioro creciente y pronunciado; la educación en todas sus ramas se quebranta por falta de fondos; las libertades esenciales y la propia soberanía son afectadas reiteradamente.
Los responsables de esta situación son: las 600 familias latifundistas que poseen la mitad de la tierra laborable y el 70% de las producciones de lana y carne; la banca privada -nacional o extranjera- que ha absorbido al Banco República y controla o usufructúa a la mayoría de la industria y el comercio nacional, con métodos usureros; los monopolios extranjeros que se llevan del país gran parte de la riqueza nacional, desangrando su economía; toda clase de grandes especuladores, estafadores, contrabandistas e intermediarios que siguen amasando fortunas multimillonarias.
Esta situación nacional, muestra el auténtico martirio que sufre el pueblo laborioso, y que golpea sin piedad a los hogares de los trabajadores y a la nación en su conjunto.
Todos cuantos han llegado a este Congreso, cada grupo sector, gremio, capa social, el exponer sus problemas ante este auténtico Cabildo Abierto, ha podido constatarlo; las causas profundas de los males, los responsables de los infortunios, de todos, son siempre los mismos; por eso la urgencia de asumir una actitud de pueblo, para que la voluntad y el esfuerzo nuestro se impongan. Eso es lo que está plateado como imperativo de la hora presente.
El país necesita cortar esas trabas a su desarrollo, erradicar esos males y abrir una ancha ruta a la expansión de sus fuerzas productivas”.
Plataforma y plan de lucha
El Congreso de Pueblo resuelve:
- Hacer un llamamiento al pueblo en el cual se planteen soluciones inmediatas, que junto con los problemas de fondo deberán ser debatidos por todas las organizaciones participantes a través de asambleas populares, sindicales, juntas vecinales, mitines, etcétera.
- Que luego de terminado este Congreso se reúnan distintos sectores participantes en el mismo: enseñanza, jubilados, Entes Autónomos, Administración Central, industrias de exportaciones, sectores del capo, etcétera, a fin de discutir la puesta en práctica de sus programas de acción inmediata.
- Estas movilizaciones precederán una gran jornada nacional que se realizará en apoyo de la siguiente plataforma:
- Por la refinanciación de los presupuestos de la nación gravando al latifundio y otros sectores de privilegio. Aumentos y pago puntual de los presupuestos de la enseñanza, funcionarios públicos, entes autónomos, servicios descentralizados y municipios.
- Por fuentes de trabajo. Abastecimiento regular de materias primas para la industria y promoción de exportaciones en los sectores básicos (carne, lana, textil y cuero). Expropiación de tierras para los cañeros de Artigas y todos aquellos sectores del campo que reclamen trabajo. Estanco de tabaco por Ancap.
- Intervención de las Cajas Oficiales. Intervención inmediata de las mismas designándose a esos efectos una Comisión integrada con un representante del gobierno, con dos delegados de los empleadores, de los trabajadores, jubilados y funcionarios propuestos, todos ellos por técnicos designados por la Universidad de la República. Aumento inmediato de 500 pesos y pago regular a jubilados y pensionistas.
- Nacionalización de la Banca, monopolio en divisas y control del comercio exterior a través de un Banco Central.
- Contra la carestía. Por la congelación de precios de artículos de primera necesidad (leche, pan, carne, etcétera)
- Seguro general de salud.
- Por la derogación de la actual ley de alquileres y contra los desalojos que ella amenaza en general. Desarrollo de un amplio plan de viviendas económicas higiénicas y baratas.
Asimismo:
- El Congreso autoriza a la Asamblea Representativa Nacional a incorporar nuevos puntos a este programa inmediato de acuerdo a los lineamientos del programa de fondo adoptados en la medida que ello se considere oportuno.
- La jornada nacional se realizará el 2 de octubre del corriente año y será complementada por acciones que lleven a cabo los distintos nucleamientos que integran el congreso. La Asamblea Representativa Nacional a reunirse los días 4 y 5 de setiembre queda facultada para decidir acerca de cualquier necesaria alteración de fecha mencionada e incluso para planificar las acciones posteriores a desarrollarse hasta el logro del programa propuesto.
- El Congreso del Pueblo recomienda a los Plenarios del Interior del país la realización inmediata de asambleas departamentales para estudiar la aplicación de las medidas de movilización de acuerdo a las condiciones de cada departamento. Dichos plenarios deben prepararse con la mayor difusión posible del programa de soluciones que emane de este Congreso.
Defensa de las libertades y soberanía
El Congreso del Pueblo sostiene que “frente a la agresión real de grupos internos y externos que intentan cercenar las libertades públicas y sindicales y la soberanía nacional conquistadas por las luchas de las fuerzas populares, llama a la unidad efectiva de todas esas fuerzas, manifestando a su vez que estos derechos inalienables conquistaos a lo largo de nuestra historia, desde los albores de la nacionalidad, son primarios a todos los demás derechos, sin perjuicio de que deben adaptarse a la actual coyuntura para lograr la verdadera liberación del hombre y su desarrollo pleno, lo cual supone la erradicación de las miseria económica, la posibilidad de un total acceso a los bienes de la cultura y una absoluta igualdad de posibilidades para todos.
En el plano nacional el pueblo enfrenta una sistemática represión tendiente a reprimir los derechos individuales, sociales y sindicales consagrados por la Constitución de la República y a impedir su libre ejercicio y perfeccionamiento y procurando responsabilizar a las fuerzas productivas de la crisis económica, social y política que sufre el país”.
Escalada autoritaria
En 1965 sucedieron acontecimientos importantes, entre los cuales se encuentra la implantación por parte del Poder Ejecutivo de Medidas de Seguridad en octubre y diciembre, de las que el movimiento sindical saliera triunfante e intacto. Pese a esto, la incipiente escalada autoritaria se iría consolidando en el país, de la mano del FMI.
El Congreso del Pueblo, que por entonces representó la única alternativa organizativa y programática a la propuesta fondomonetarista, no llegó pese a esto a consolidarse. Su funcionamiento orgánico languideció y finalmente, a fines de 1966, cesó. Sin embargo, su propuesta programática fue recogida por la CNT. También sirvió de base fundamental de los programas de unificación elaborados más tarde por la izquierda política, el Frente Amplio en 1971.
La desaparición de la estructura del Congreso del Pueblo tiene su explicación en la compleja coyuntura que se vivieron a fines de 1965 y 1966 en la que el movimiento popular se embarcó en una profunda discusión acerca de la táctica a seguir. Todavía en enero de 1966, en oportunidad de realizarse la Asamblea Nacional de Sindicatos por parte de la CNT, todos los sectores integrantes del movimiento sindical coincidían en que éste debía consolidarse con un “centro único de dirección”, enmarcado en medio de un “vasto frente obrero y popular como lo es el Congreso del Pueblo”, que permitiera desplegar todos los aspectos fundamentales: 1) convocar al Congreso de la CNT y 2) dar continuidad al Congreso del Pueblo. Esto último no se materializó en un plan de lucha, y el año 1966 -coyuntura electoral mediante- fue testigo de la muerte del Congreso del Pueblo como realidad actuante en el país.
ANEXOS Y CONTEXTO
El País primero siempre
¿Cuándo no? Sería llamativo que una vez en la historia de nuestro país y del mundo, el diario El País se colocara del lado de la clase trabajadora y de los sectores sociales que defienden los derechos de los más vulnerables y luchan por una sociedad más justa y solidaria. El Congreso del Pueblo de 1965 no fue la excepción y llevó a la publicación a realizar una campaña cuasi terrorista en contra del encuentro popular.
El cuco que utilizó El País -como no podía ser de otra manera- fue el comunismo. Por ejemplo, en aquellos años se leía en las páginas del matutino que el Congreso del Pueblo había sido “copado por el comunismo”. A tal grado llegó la campaña antidemocrática que el matutino de filiación nacionalista cuestionó al diario El Día por darle especial cobertura al encuentro y también fustigó que sectores colorados le hayan brindado alojamiento en hoteles municipales a muchos de los participantes que provenían del interior y exterior del país.
El 15 de agosto de 1965, El País publicaba una nota en la que cuestionaba a la mayoría quincista y decía: “El Día otrora tan celoso de no contribuir de ninguna manera al beneficio de esta tendencia totalitaria que está en conspiración permanente contra la democracia nacional, difunde en sus páginas extensas notas informativas entusiastas, en contraste con su militancia anticomunista de otras épocas”.
Al final se publicaba: “El Partido Nacional sólo ha dado al comunismo algunos perturbados y resentidos, sueltos y aislados; el Partido Colorado, en cambio, está siendo copado desde adentro. La ciudadanía democrática de esta divisa no oculta su indignación y desconcierto ante semejante claudicación”.
Pasaron 57 años de esta nota, más de medio siglo, y por momentos el mismo pensamiento parece seguir vigente en algunas columnas de opinión y textos editoriales del diario.
Lo cierto es que sectores de la derecha llevaron adelante un brutal ataque al Congreso del Pueblo. Existieron remitidos en los medios que llevaron a la Secretaría de Relaciones del Congreso del Pueblo a emitir un comunicado emplazando a los provocadores y cuyo encabezado señalaba: “En relación con los remitidos de corte provocativo contra el Partido Comunista y su Primer Secretario y contra el Congreso del Pueblo, insertados por la Embajada de Estados Unidos en todos los diarios capitalistas, la Secretaría de Relaciones del Congreso del Pueblo emite el siguiente comunicado de prensa…” (12 de setiembre 1965 publicado en El Popular)
A tal grado se atacó al Congreso del Pueblo que se difundió un panfleto titulado “Mensaje Revolucionario del Congreso del Pueblo” que la Comisión Organizadora del encuentro denunció “la totalidad del contenido de dicho panfleto como una provocación contra el Congreso del Pueblo, cuyas resoluciones, oportunamente comunicadas a la prensa, no contienen ninguno de los absurdos que tal panfleto les atribuye. Y, reclamar ante la Instancia Judicial correspondiente una investigación que permita identificar a los autores de esta fechoría para aplicarles las sanciones a que hubiera lugar”. Finalmente: “hacer pública esta resolución y alertar a la ciudadanía para que no se deje embaucar por maniobras de este tipo”.
La difamación de parte de la derecha hacia el Congreso del Pueblo trató de quitarle credibilidad y perjudicar el trabajo de los participantes, además de quitarle protagonismo a las resoluciones con denuncias falsas. A tal punto llegó la confrontación y la difamación que Canal 12 el miércoles 22 de setiembre de 1965 puso al aire en vivo un programa en el cual participó por quienes firmaban remitos difamatorios, Luis Alberto Rodríguez, encargado de relaciones públicas de la organización de extrema derecha ORPADE y en defensa del Congreso del Pueblo, José Claudio Williman, quien participó en los trabajos del mismo como delegado de la Asociación de Profesores Universitarios.
Durante el programa Williman sostuvo de forma enfática que “los infundios pagados contra el Congreso de Pueblo tienden al sistemático desprestigio de las organizaciones populares y que el acusador tendrá que probar que el Partido Comunista controla, domina o utiliza al Congreso para sus propios fines”. Recordó, además, que en el Congreso habían participado 1.376 delegados en representación de 707 instituciones de todo el país.
La CIA y el Congreso del Pueblo
Para la CIA, EEUU, el Congreso del Pueblo se convirtió en un objetivo a controlar y sabotear. El ex agente Philip Agee, arrepentido, en su libro “La Compañía por dentro – Diario de la CIA”, en uno de los informes indica que “el Congreso del Pueblo apoyado por la CNT pospuesto varias veces luego de la convocatoria original del año pasado, ha comenzado finalmente y muestra signos de convertirse en un suceso importante”.
Lo interesante, si bien lo llama la atención el comportamiento de EEUU, es que se planea una serie de sabotajes. Se señala en el libro que “a efectos de contrarrestarlo hemos generado comentarios editoriales a través de AVBUZZ-1. Hemos impreso un volante firmado por el Congreso, llamando al pueblo uruguayo a una huelga insurreccional con ocupación inmediata de los lugares de trabajo. Miles de panfletos fueron distribuidos hoy provocando furiosos desmentidos de los organizadores. Más comentarios editoriales y artículos contra el Congreso seguirán apareciendo como parte de esta Campaña para disuadir a los no comunistas de participar”.
En el marco del Congreso algunos medios de prensa se publicaron artículos difamatorios contra el mismo y acusando de que estaba al servicio de la Unión Soviética.
El diario El País, cuando no, llevó adelante una dura crítica a su competidor el diario El Día por informar sobre las sesiones del Congreso del Pueblo y dar destaque al mismo. Toda esta campaña fue pagada desde el extranjero, como lo confesó el ex agente de la CIA Agee en 1975.
La línea anti sindical, antipopular y antidemocrática del diario El País se refleja nuevamente el 15 de setiembre de 1985, ya recuperada la democracia, en una nota suelta que recuerda los 20 años del Congreso del Pueblo. La nota decía hace 20 años “se realizaba el Congreso del Pueblo que, organizado por el Partido Comunista, contó con la presencia de cuatro altos dirigentes del Partido Comunista Soviético”.
Más adelante se indicaba: “Luego vinieron los sucesos que todos conocemos. La escalada comunista se llevaba a cabo con su estilo revolucionario adaptado a la criolla. Han pasado los años, y en la reunión del Parque Hotel, los socialistas han vuelto a hacer su profesión de fe revolucionaria. Todo un verdadero currículum para quienes ahora posan de demócratas. ¿Es que los verdaderos demócratas no aprendemos nunca la lección?”
Lo que no menciona la nota de El País quien es AVBUZZ-1, mencionado por el ex agente de la CIA, que escribía cosas similares en este diario en 1965 en contra del Congreso del Pueblo.
Héctor Rodríguez (dirigente del Congreso Obrero Textil – COT) escribía el 16 de julio de 1965 en el semanario Marcha: “¿Qué es eso de Congreso del Pueblo que los sindicatos van a convocar? Me preguntaron amigos cercanos y ajenos, que han oído opiniones a favor y han leído brulotes en contra de una idea que preocupa al movimiento sindical desde hace años, a la que hemos hecho más de una referencia en estas páginas y que empezar a realzarse el mes que viene.
Ahora que los servidores y la clientela de USIS (United States Information Service) se han propuesto demostrar que se trata de una “maniobra comunista”, tanto como lo han intentado para el budismo asiático, el nacionalismo africano o la resistencia dominicana, puede resultar útil una exposición de hechos verificables”.
Calumnia que algo queda
Héctor Rodríguez publicaba el 24 de setiembre de 1965 en el semanario Marcha. “Calumnia que algo queda: el manido -e indecente- apotegma se transformado en un estilo de cierta propaganda que se ha lanzado contra el Congreso del Pueblo, entes, durante y después de su realización. (…) No tuvieron mejor suerte las mentiras, los “se dice” y los rumores que circularon contra el Congreso del Pueblo antes de su realización, porque impedir que 707 organizaciones, que en paros, huelgas o manifestaciones han sido capaces de movilizar a 800 mil personas, enviaran al Congreso 1.378 delegadas y delegados de todo el país”.
“Pero, y esto hay que comprenderlo sin aceptarlo, los que no disponen contra el Congreso del Pueblo de otra arma que la mentira y que la calumnia, no renuncia al empleo de esa arma, en la que Hitler y Goebbels pusieron también su confianza y con la cual obtuvieron éxitos a corto plazo; pero con la cual no pudieron marchar a largo plazo: el milenio de dominación que prometieron apenas si alcanzó a doce años y meses”.
20 años después
Dos décadas después, a mediados de 1985, se le preguntó a Feliz “Canario” Díaz, dirigente del SUANP (hoy SUPRA) y de la CNT, que al culminar el Congreso del Pueblo “cierta prensa realizó una campaña de ataque, centrada en que el Congreso habría sido una gran orquestación de los sectores de izquierda, del Partido Comunista” y la respuesta fue: “Qué otra cosa podía merecer, en 1965, que no fuera el ataque de la prensa de los sectores de derecha, un programa surgido en un Congreso que se orientaba a atacar las raíces del latifundio, de los grandes temas nacionales; entonces efectivamente fue seriamente atacado. En cuanto a que también fue calificado de ser un aparato orquestado por los sectores de izquierda, a 20 años de distancia no nos vamos a poner a calibrar cuánto había de izquierda en cada uno de los organismos que concurrieron, más de 700.
En el año 1965 no había tanta cantidad de organismos dirigidos por los sectores de izquierda. Entonces lo que ocurría es que había un despertar en el pueblo, en amplias capas sociales, que quería realmente empezar a escarbar en los grandes temas del país. Y eso no le convenía a los sectores de derecha, como no puede convenirle ahora la actualización del programa del Congreso del Pueblo”.
Jorgelina “Negra” Martínez, dirigente del COT, señala dos décadas después del Congreso del Pueblo que “el país vivía las consecuencias del fracaso del segundo gobierno banco. Los sectores populares se movilizaban en defensa de sus derechos. Los trabajadores fortalecían su unidad en una sola central -democrática, clasista, independiente- y el objeto, como no podía ser de otra manera, del ataque permanente de los enemigos del pueblo y de la prensa a su servicio.
No resistía el menor análisis sostener que el Congreso fue “orquestado por la izquierda” si se conoce la composición del mismo, su representatividad y el calor popular que lo enmarcó. Recordar aquella campaña contra el Congreso sólo sirve para comprobar que no inventan nada los que también ahora atribuyen los peores designios a los trabajadores y a sus organizaciones”.
José Claudio Williman, abogado y docente universitario, especialista en economía, también 20 años después del Congreso del Pueblo recuerda que “enseguida del Congreso y a los efectos de dañar un esfuerzo participativo como éste, se salió a ensuciarlo diciendo que estaba controlado y dominado por el Partido Comunista e incluso promovido a raíz del pasaje por aquí, por el Río de la Plata, de 3 o 4 dirigentes de la URSS. Eso era falso, porque yo intervine en el Congreso como docente por la Asociación de Docentes de la Universidad, y viví el proceso como se fue gestando. Incluso yo podría poner aquí un ejemplo: las propuestas de reforma agraria que están en el Programa del Congreso del Pueblo no son las mismas propuestas, de ninguna manera, no ya de Partido Comunista, ni siquiera del Frente Amplio”.
Subraya Williman que el Congreso del Pueblo “quedó como un mojón importante, un esfuerzo de propuestas, de programa, que estoy seguro que concientizó a mucha gente y puso en primer plano muchas soluciones que después fueron analizadas y tenidas en cuenta. Si se hiciera un estudio analítico y comparativo del Congreso del Pueblo, de su propuesta, veríamos que muchas de ellas, entraron posteriormente en los programas políticos de los partidos, tanto en el ’71 como en el ‘84”.
Héctor Rodríguez, dirigente del COT y de la CNT, dos décadas después del Congreso del Pueblo sostiene que “la CIA mandó un agente para estudiar el Congreso del Pueblo y armar una conspiración contra él. Y la armó.
Hay todo un trabajo de este señor representante de la CIA, por el cual se trata de demostrar que el Congreso del Pueblo es una directiva comunista. Hubo incluso unos remitidos en la prensa, dirigido al señor Rodney Arismendi, en lo que pretenden involucrar a cuatro soviéticos, que pasaron por el aeropuerto (y ni sabíamos quienes eran y nunca estuvimos con ellos) como que habían sido los que habían dado la directiva del Congreso. (…) La campaña contra el Congreso ocupa páginas de la prensa, un despliegue publicitario muy grande, para tratar de quebrar la idea que el Congreso era una cosa amplia, desde el punto de vista político”.
Siempre del mismo lado
Siempre conviene recordar que participación han tenido algunas históricas organizaciones a la hora de defender la democracia. En este caso la Asociación Rural del Uruguay (ARU) siempre se desenvolvió en torno a su proyecto capitalista. El núcleo de estancieros capitalistas, fundadores de la ARU, impulsaron su propuesta en estrecha colaboración con los gobiernos militares de Latorre y Santos (1876 – 1886), promoviendo la transformación de las estancias en empresas capitalistas y el ajuste de andamiaje jurídico – político del Estado uruguayo (Código Rural, Registro de Marcas y Señales, etcétera).
El golpe de Estado del presidente Gabriel Terra (31/III/1933) puso en práctica las postulaciones del Comité de Vigilancia Económica (1929) y significó un replanteo de las relaciones entre las fracciones dominantes, si bien no se alteraron decisivamente las líneas generales de la orientación económica. En primera instancia fueron favorecidos con el golpe de Estado el gran comercio, el capital extranjero, la banca privada (nacional y extranjera), y especialmente el sector agropecuario que fue su principal promotor. Este último fue beneficiario, a la vez, de una significativa traslación de ingresos a través de diversos mecanismos (tipo de cambio favorable a exportadores, reducción del gasto público y de los salarios, impuestos a los sueldos y jubilaciones, etcétera).
A pesar de las circunstancias desfavorables se desplegaron huelgas y paros de resistencia en varios gremios, pero fue la huelga gráfica la que marcó un hito decisivo en la lucha antidictatorial. Cuando se desarrollaba una huelga de los trabajadores del diario El Día, mientras se preparaba un acto contra la dictadura de todas las fuerzas opositoras, el gobierno hizo conocer el compromiso secreto de la patronal de ese diario con las demás empresas periodísticas de no acceder a las demandas planteadas. Así se demostró que los intereses empresariales eran más poderosos que los intereses antidictatoriales, fracasando el acto programado. La huelga en el diario El Día se convirtió en lock-out en todas las empresas, huelga de todos los gráficos, represión a los trabajadores, protección de los rompehuelgas, etcétera. Esto dio lugar a un paro general solidarios el 19 de octubre, con la participación de las tres centrales. Autónomos y la FEUU, que convocó a 30.000 trabajadores. A pesar de ello no se pudo ganar el conflicto.
Consejos de Salarios
En momentos en que el gobierno lleva adelante una política antisindical y cuestiona los Consejos de Salarios es bueno recordar el comienzo de la negociación colectiva. Se puede afirmar que a partir de 1941 se inicia una recuperación en los niveles del ingreso de los asalariados, no solo a través del aumento del salario real sino mediante mecanismos estatales (salario directo). Entre éstos se cuentan las Asignaciones Familiares y el conjunto de normas reguladoras de los convenios colectivos, plasmadas en la Ley de Consejo de Salario (1943).
Estos Consejos se constituyeron en un ámbito de regulación de las disputas salariales, en torno a negociaciones con la participación del Estado como “mediador”. Los industriales les apoyaron en tanto reconocieron la necesidad de una distribución del ingreso tonificadora del mercado interno y en la medida que la negociación relegará las distorsiones que implicaban las huelgas al proceso productivo. Desde otra perspectiva, los Consejos de Salarios hicieron posible no sólo el mejoramiento del salario real, sino la expansión y consolidación de las organizaciones sindicales.
Al tiempo el número de empresas evolucionó hacia 1955 en 21.100 establecimientos, con 161.800 trabajadores, mientras que en 1958 se llegó a 25.600 empresas, con 191.408 trabajadores. Se formaron numerosos dirigentes obreros, que exigidos por su participación en los Consejos, acrecentaron su conocimiento de la industria en el país.
A pesar de las tendencias favorables al logro de derechos económicos – sociales por parte de los trabajadores, la lucha y vigilancia de los sindicatos influyó en la aprobación y cumplimiento del conjunto de la legislación social. Ya que ésta muchas veces de dilató en su discusión o finamente era violada por las patronales.
En este período no solo se introdujo el régimen de Asignaciones Familiares sino que se creó el Consejo Central de Asignaciones en 1950, se aprobó la indemnización por despido a todos los gremios en 1944, el Estatuto de Trabajador Rural en 1946, indemnización por despido a enfermos y trabajadoras grávidas (1950) y la fijación de un salario por maternidad (1958).
Triunfo del Partido Nacional
La victoria del Partido Nacional (PN) en 1958 llevó al gobierno a los sectores agroexportadores que dieron los primeros pasos en una estrategia que intentó desmontar el andamiaje intervencionista del Estado y cuestionó su papel redistribuidor del ingreso en favor de los sectores urbanos y particularmente la protección a la industria. Por otra parte, la negociación préstamos stand by (con condiciones) con el FMI reforzó los compromisos de favorecer al sector agropecuario, de cuya competitividad en el mercado mundial se esperaba la dinamización de nuestra economía. Mientras tanto, los sectores industrial y comercial, ligados al mercado interno, procuraron preservar sus intereses, en lo que significó un conflicto importante por la conducción política entre los sectores de las clases dominantes, que no conseguían definir a su favor la aplicación decidida de una propuesta de país.
La puesta en práctica del nuevo proyecto capitalista dependiente chocó con los derechos económicos y sociales conquistados por los trabajadores y alteró decenas de años de funcionamiento de una dominación política predominante pacífica.
La nueva orientación resistida por crecientes sectores de trabajadores se tradujo en la recurrencia cada vez más sistemática a Medidas Prontas de Seguridad contra el movimiento sindical: 1959, 1963, 1965 (dos veces), 1967 (también en dos oportunidades). A la vez, se implantó la Reforma Constitucional de 1966, que institucionalizó mecanismos autoritarios concentrando atribuciones y poder en el Poder Ejecutivo, mediante los cuales se procuró adecuar el sistema jurídico-político a la crisis en curso.
El año 1957 fue el de más alto salario real conocido en nuestro país, por lo que la orientación fondomonetarista aplicada desde 1959 intentó arrasar conquistas sociales y económicas de los trabajadores. En 1962, durante la primera gestión nacionalista, el salario real se situó en 89.5 en relación al índice 100 de 1957. Gran parte de la lucha de los asalariados se orientó a contener la caída tendencial de los ingresos, a pesar de lo cual el salario se redujo un 17% entre los años 1963 y 1968.
Los sucesivos gobiernos, ante la evidencia de la impopularidad del ajuste implementado, recurrieron en los años de elección a cíclicos aumentos de sueldos y salarios, como forma de atenuar el despojo y recuperar el apoyo electoral.
En medio del estancamiento y la represión nace la esperanza de la CNT. Y a partir de allí, comienza otra historia.
Bibliografía utilizada: El pueblo delibera (editado por al Centro Uruguay Independiente – CUI) y cuya investigación la realizaron Ingrid Siri, Marta Ponce de León y Salvador Schelotto; El movimiento sindical de Germán D´Elía; Cuadernos de Información Popular, Reseña histórica del Movimiento Sindical Uruguayo (1870 – 1984) de Yamandú González Sierra.