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Aporte de SUA (Actores) al XII Congreso del PIT-CNT: Análisis y propuesta cultural

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Sindicato de Actores, Profesiones  Oficios Conexos

DOCUMENTO2014(Análisis y Propuestas)

 

Proyecto de país

En los últimos años, más precisamente desde la asunción del primer gobierno frenteamplista en 2005, nuestro país ha comenzado un indudable proceso de cambios. Los dos últimos gobiernos se han esforzado en incidir con convicción en un marco democrático que garantice la inclusión, el combate de la marginación económica y la promoción de la igualdad en el acceso a bienes entre los ciudadanos.
Muchos han sido los logros y entre ellos los económicos son los más visibles. Sin embargo, se percibe la dificultad en el diseño y la aplicación de políticas que promuevan la inclusión cultural, herramienta necesaria como pocas para acceder a objetivos como el desarrollo social, la democratización, la construcción de identidad y la participación de todos los ciudadanos en la construcción de su propia realidad.
Estamos convencidos que el acceso y la participación en la cultura artística son pilares de una transformación social que promueva profundos cambios en la realidad nacional. Hemos asistido y promovido el debate productivo para que el pueblo uruguayo analice y transite hacia un sistema que garantice el acceso a mejor calidad de vida y desarrolle una verdadera identidad.
En lo que a la Cultura respecta, esto tuvo inicio en las Asambleas de la Cultura, que en su última instancia el Presidente Vázquez designara como “Asamblea Permanente de la Cultura” y fueron espacios de reflexión, intercambio y participación. En esas instancias, vecinos, artistas, gobernantes, representantes institucionales, agentes barriales, etc, formamos parte de un intercambio que dio lugar a reconocernos en el otro y en lo que hacemos en tanto ciudadanos, se abordó a conceptualizaciones y documentos y se llegó a algunas conclusiones generales, dos de las cuales son: la necesidad de una Asamblea Nacional de Cultura y lo imprescindible del desarrollo de la Cultura Artística de cara a un profundo cambio social.

La incidencia de la cultura artística en lo social

Desde siempre, los artistas hemos formado parte de la construcción del país conformando un espacio de expresión de nuestra identidad, de reflexión, de creatividad y de resistencia. El trabajo en todas las manifestaciones de las artes ha sido y es, la expresión de un sentido nacional y el grito allí donde se nos imponía silencio.
Sin embargo, es dolorosamente cierto que no son suficientes los avances en los derechos de quienes desarrollamos las actividades artístico-culturales, en tanto nuestro trabajo no es respetado como tal. Creemos que ya es tiempo del reconocimiento real de nuestra tarea y consideramos de absoluta injusticia estar aún en lucha por los derechos laborales más elementales.
Con la misma fuerza que reivindicamos los derechos que cualquier trabajador debe tener, nuestro país tiene un importante debe con la población, en tanto el reconocimiento y aplicación de políticas hacia un derecho humano como la accesibilidad a los bienes culturales, no es aún una realidad. La situación frágil de los artistas y de la producción artística y de bienes culturales, produce efectos dañinos en la población en general, más aún en los sectores menos privilegiados.
El arte y la cultura son el aliado más fuerte en los procesos de recuperación social. Ya no es aceptable, en pleno siglo XXI, negar la extrema importancia que tiene el acceso a las manifestaciones artísticas en la reinserción social, la rehabilitación y la inclusión. La creación artística tiene, incluso más que la educación, la capacidad de producir empoderamiento, identificación con el semejante, generación de identidad nacional y construcción de ciudadanía. La participación de un hecho artístico, la experiencia estética, como espectador y como partícipe, promueve la tolerancia, el intercambio y la empatía entre los ciudadanos.
Nuestro país se enfrenta hoy a un desafío de reconstrucción social que sólo podrá superar desde políticas culturales. Sin embargo las artes y sus manifestaciones no son atendidas en tanto los trabajadores estamos desprotegidos. El arte y la cultura deben ser pensados en las órbitas del Estado como una inversión, primaria y necesaria, sin la cual no produciremos los cambios en la sociedad, que desde el enunciado, la clase política manifiesta querer.
En artículo escrito por Ruben Yáñez antes de que el Frente Amplio fuera gobierno, encontramos elementos que impactan por su vigencia. Nuestro reconocido compañero, docente, creador y militante, expresaba: “Nadie niega el derecho y la obligación del Estado a tener su aparato de producción cultural; pero este aparato se valida en la medida en que integra una amplia política de promoción y apoyo a todas las expresiones culturales, favoreciendo el usufructo democrático de las mismas por parte de los más amplios sectores de la población. La política cultural del actual gobierno no significa ningún cambio de cualidad con respecto a la de los gobiernos anteriores a la dictadura, salvo en un aspecto: a la tradicional filosofía de que “la cultura no da votos”, contrapone la experiencia recogida de que la cultura ayuda a ganar voluntades; y, en consecuencia, debe ser incorporada a una imagen de hegemonía. Pero la producción cultural viva y espontánea de los distintos sectores de la sociedad uruguaya, sigue siendo el producto del sacrificio y las horas robadas al descanso por los creadores uruguayos, que a las dificultades de elaborar el producto cultural, vuelven a agregar las dificultades para ponerlo al alcance de sus destinatarios naturales; sumergidos, estos destinatarios, a su vez, en las consecuencias de una política económica que mediatiza las necesidades culturales”.
Reconocemos que la cultura artística ocupa un lugar diferente tras dos gobiernos progresistas. Hoy el nivel de comprensión y la intención política, (manifiesta en el presupuesto y las acciones), es de reconocimiento y preocupación. Pero no es suficiente si evaluamos elementos tales como: las condiciones de producción, la situación laboral de los trabajadores y las acciones, que es necesario sean de carácter inclusivo y democrático tanto en los derechos de quienes producen como en el acceso universal de la ciudadanía.

Un sector a ser visualizado como tal

El sector de las Artes es el amplio espacio desde donde se genera la creación artística y lo integran las diferentes vertientes de la danza, la actuación, la música, la plástica, la literatura, etc.
El Sindicato de Actores, Profesiones y Oficios Conexos (SUA), nuclea a trabajadores de todo el país que se desempeñan en diferentes manifestaciones de producción escénica. Al igual que en el contexto internacional, en nuestro país estas áreas han tenido un crecimiento muy importante en los últimos años.
Nuestro Teatro, portador imprescindible de contenido simbólico e identitario, transita desde siempre un incuestionable camino de calidad y profesionalismo, desde las instancias de formación hasta su propia producción, generando una cartelera permanente, nutrida y diversa, que tiene el reconocimiento internacional suficiente como para ser evaluada nuestra capital como una de las ciudades de gran producción teatral. A su vez, es tangible la valoración de calidad cuando permanentemente nuestras producciones son seleccionadas para representar a Uruguay en instancias internacionales por todo el mundo.
Nuestro cine, un arte que en los últimos años ha logrado estar a excelente nivel tanto en lo artístico como en lo técnico, produce una variada oferta audiovisual, empleando a cientos de trabajadores en cada oportunidad y acelerando el

desarrollo profesional de todas las áreas que están implicadas. Con los pocos años de desarrollo y con los escasísimos recursos con los que se realiza, genera calidad reconocida y ha ganado un lugar para el país en el contexto internacional.
La industria publicitaria, emplea miles de actores y técnicos, además de la enorme cantidad de oficios conexos y desarrolla piezas publicitarias en importante cantidad que son exhibidas en nuestro país, además de tener una muy fuerte y permanente producción que se exporta a clientes extranjeros y es de tal magnitud que por sí sola, gravita en el PBI. Sin embargo, y a pesar de gozar de exoneraciones fiscales, la publicidad es realizada con los trabajadores sin regularizar, bajo condiciones de trabajo inaceptables, fuera del cumplimiento de las leyes laborales y con la omisión total del Ejecutivo en cuanto a la fiscalización y el control
Nuestra televisión, por el contrario, tiene una producción artística nacional tendiente a cero. Nuestra población es privada de acceder a la ficción nacional porque las empresas que explotan los canales de televisión son reproductoras de programación extranjera y colman nuestras pantallas de “enlatados” que les aseguran suculentas ganancias, sin inversión ni riesgo. Esto genera una importante lesión socio-cultural que va más allá del desempleo a nuestros artistas, ya que la “pantalla chica” entra en todos los hogares con productos foráneos que nada tienen que ver con nuestra identidad y necesidades.

Durante el Foro de diálogo mundial sobre las relaciones de trabajo en el sector de los medios de comunicación y de la cultura (Organización Internacional del Trabajo, Ginebra, Mayo 2014), se abordó a puntos de consenso tales como:
“-que estos sectores “constituyen un sector en crecimiento que puede ofrecer múltiples oportunidades de negocio y empleo, especialmente a trabajadores calificados. Se trata además de un sector que contribuye de manera importante a fomentar la comunicación, la participación cívica, la diversidad cultural, la innovación y la creatividad en la sociedad, y que tiene efectos positivos en otros sectores como el turismo y el comercio”,
-que “El diálogo social incluye el intercambio de información, la celebración de consultas y la negociación colectiva. El diálogo social queda conformado en este

sector por la variedad de relaciones y categorías profesionales de los medios de comunicación y la cultura”
Los Estados y los Gobiernos tienen que asumir la responsabilidad de generar los espacios de diálogo que habiliten las conceptualizaciones sobre las formas de contrato del trabajo y generar un sólido marco jurídico que proteja las relaciones laborales y las condiciones de empleo.

Ni tan pocos ni tan "invisibles"

Con fecha 9 de agosto de 2013, La diaria publicaba el artículo “Tan carnívoros como culturosos” con motivo de la presentación del resultado de la investigación “Hacia la cuenta satélite en Cultura de Uruguay”. En la ocasión, el Director Nacional de Cultura, Hugo Achugar, afirma que las cuentas satélites “combaten la invisibilidad del sector”. La diaria recoge en su artículo, que este estudio muestra “la cantidad de trabajadores que involucra y las capacidades productivas que tiene” Como resultado del estudio se da a conocer que genera casi 19.000 puestos de trabajo y que esta cifra está “subestimada si se tiene en cuenta que sólo se incluyó a los empleados de las empresas relevadas y a ocho de los sectores involucrados”
Quedan sin relevar los “artistas, trabajadores independientes y puestos indirectos en las actividades conexas”, por lo que es fácil deducir que las cifras deben mínimamente ser duplicadas en todos sus sentidos. Por lo tanto, debemos considerar un sector que emplea con seguridad hoy a más de 40.000 trabajadores y que en 2009 sólo los ocho sectores relevados facturaron 500 millones de dólares, lo que se traduce en un 0.8 por ciento del PBI.
Sólo el sector audiovisual produce un 0.45 por ciento del PBI y según el artículo “durante 2009 las ventas externas del subsector alcanzaron los 23 millones de dólares”. Esta producción se concentra especialmente en el área de la publicidad.
Tomamos nuevamente las palabras del Director Nacional de Cultura: “resulta que la actividad frigorífica representa el 1.4 del PBI y la cultura el 0.8 (una cifra parcial
porque no se consideró a la artesanía, el diseño, las fiestas tradicionales, las telecomunicaciones y las tecnologías de la información)”
El estudio sobre la cultura cuenta satelital (2009) arroja datos objetivos sobre la producción en el sector, tales como libros y publicaciones con una venta de 26 millones de dólares y 3745 puestos de trabajo. Las artes escénicas con un ingreso de 39.1 millones de dólares, generados casi exclusivamente por venta de entradas, donde el subsector que más genera es la música, a la que siguen el teatro, el carnaval y la danza clásica.
Creemos que estudios como este son de gran importancia en tanto echan luz sobre datos concretos para el análisis de la realidad a tener en cuenta al tomar decisiones y generar políticas públicas culturales. En principio, este estudio confirma lo que desde el sector afirmamos: la cultura genera trabajo, riqueza, fomenta las actividades económicas como la exportación y el turismo, hace visible internacionalmente al país y la capacidad de su gente.
Necesitamos marco jurídico que regule y Estado que proteja esta producción, que la promueva y la garantice en todo el territorio.

Avances objetivos

Cuando en 2005, por primera vez en Uruguay, el Frente Amplio (Encuentro Progresista), llega al gobierno, vivíamos en un país en que la cultura artística no formaba parte en absoluto de las políticas estatales. Directamente no se destinaban recursos a la cultura, sus trabajadores no eran considerados como tales y el producto artístico era un lujo gozado sólo por la clase dominante. En ese mundo, la accesibilidad social a los hechos artísticos era dada a partir de la generosidad y la incansable lucha de los artistas, que de forma independiente y empecinados los producían.
Ampliamente reconocemos los logros y avances desde entonces, se propusieron y llevaron adelante políticas de apoyo al sector y muy particularmente se designa la Asamblea de la Cultura, como Asamblea Permanente, se aprueba la Ley de
Artista y Oficios Conexos. Con la Ley de Mecenazgo se crea el Fondo de Incentivo para la Cultura, que parte de una idea valorable pero que tiene serias dificultades de aplicación desde su propia difusión. Se crean además fondos de apoyo al cine y la música, con interesante repercusión.
Pero es desde el reconocimiento que planteamos que estos aportes resultan insuficientes, no sólo desde lo cuantificable de los fondos. Los trabajadores de las artes podemos hoy decir que no partimos de cero, sino que los aportes logrados, la legislación, los años de intercambio y debate dentro del sector y con la clase política, nos permiten observar una falenciacentral. Si bien se generan recursos, el destino de los mismos no ha obedecido a un programa discutido, diseñado y controlado, sino que se han aplicado acciones individuales, no consensuadas, limitadas por la mirada de quien las aplica.

Fuera de la ley

La Ley 18.384, Estatuto del Artista y Oficios Conexos que fuera aprobada en el año 2008 y reglamentada en el 2009, reconoce como trabajadores a los artistas y oficios conexos, con los derechos y obligaciones de cualquier trabajador y contempla las condiciones particulares de nuestro trabajo, como el carácter de eventual e intermitente, así como las formas variadas en que lo desempeñamos, considerando la dependencia, el trabajo asociado y el individual.
Sin embargo al día de hoy el Poder Ejecutivo no ha desarrollado una estrategia adecuada para implementar la auto-aplicación de esta ley, mucho menos su aplicación en términos generales y el correspondiente contralor, quedando los trabajadores sin acceso a los derechos que establece y en la desprotección que marca a nuestro sector como a casi ninguno en nuestro país de hoy.
Los trabajadores de las artes de nuestro país nos encontramos en situación de indefensión y fragilidad, al no acceder a salarios dignos ni a la seguridad social, con consecuencias nefastas tanto durante el período de actividad como en la vejez,
a la que nuestros compañeros llegan en condiciones de exclusión total, salvo aquellos que durante toda su vida han tenido que desempeñarse en otras áreas y profesiones para tener un medio de vida.
Desde el 2009, el Sindicato ha insistido en forma permanente en el diálogo con los gobernantes, generado los espacios para discutir esta problemática, ha solicitado en todos los ámbitos la regularización del trabajo en el sector de las artes, pero sin resultados mínimamente aceptables. El incumplimiento de la ley, que en principio se podía interpretar como desconocimiento, hoy es una omisión.
Se hace insoslayable la profesionalización de los trabajadores de las artes regularización de todo un sector que aporta a la construcción del País. Nuestras profesiones y oficios son visibles, generan trabajo y riqueza. Durante los últimos años, casi 10 de gobiernos progresistas, hemos insistido con mayor expectativa, hemos sido escuchados, pero seguimos sin lograr políticas y acciones concretas hacia el acceso a los derechos como trabajadores.

LEY 18.384. no admite más demoras

Evidentemente la ley 18.384, aún en su aplicación más estricta, no solventa todas las dificultades que aquejan al sector. Pero aún así, el sindicato considera su aplicación inmediata como punto de partida hacia la construcción de una realidad que es posible. No podemos admitir, en vísperas de un posible tercer gobierno progresista las omisiones y la falta de políticas más elementales desde el Gobierno y el Estado.
El Ministerio de Educación y Cultura debe abocarse de inmediato a la difusión, la aplicación y el contralor de la ley. Actualmente, no sólo no ejecuta estas acciones que le son inherentes sino que no se auto aplica la ley, siendo uno de los principales y el más simbólico de los contratantes a nivel nacional, por fuera de la ley.
El Ministerio de Trabajo y Seguridad Social debiera tomar esta ley como herramienta para hacer efectiva la fiscalización y el control, como organismo que debe asumir el velar por las condiciones de trabajo y los derechos del trabajador.
El Banco de Previsión Social, debe tomar las acciones de fiscalización, control y recaudación que permitan el acceso universal de los ciudadanos a la Seguridad Social.
El Ministerio de Economía y Finanzas, que ha generado políticas de exoneración fiscal de la que se benefician los empleadores, debiera exigir el cumplimiento de las obligaciones de los contratantes beneficiados para con los trabajadores.
El Banco de Seguros del Estado, debiera avanzar sin más demora en generar un sistema de cobertura posible para los accidentes de trabajo, que son comunes en nuestra área, y desterrar definitivamente el concepto de que los artistas no somos “asegurables”.

Formas de contractualización

La Ley 18.384 habilita desde su redacción tres tipos generales de contractualidad. Estas son: la dependencia, el sistema cooperativo y la empresa unipersonal.
La dependencia define la existencia del artista contratado y de un contratante, público o privado. Esta forma es la más escasa ya que el empleador prefiere optar por la no dependencia para evitar las responsabilidades y los costos.
La forma cooperativa de contractualización, crea la posibilidad de que los artistas generen cooperativas de trabajo como fenómeno colectivo y habilitante, bajo la Ley de Cooperativas, Nº18.407 cap. 10. Es un sistema colectivo que permite generalizar la formalización. De hecho, las organizaciones sociales sindicales, han creado cooperativas de trabajo artístico y a la fecha esta forma colectiva ha sido la única efectiva en la formalización y la que más se ha puesto en práctica.

La independencia, define la posibilidad que el artista cree y administre su empresa unipersonal. Esta forma se muestra inviable en la gran mayoría de los casos. En este sistema quedan claramente por fuera la mayoría de los trabajadores, dado que los salarios y la intermitencia en la tarea hacen insostenible los costos sociales, además de cargar al trabajador con la responsabilidad total sobre sus aportes.
Lo dicho anteriormente merece un análisis profundo y las máximas precauciones. A partir de que la ley admite la independencia, se generan fenómenos indeseables como la desprotección, la evasión y la dependencia encubierta. El trabajador, en clara relación de dependencia en la casi totalidad de los casos, es impedido de trabajar al no poder sostener los costos de la administración unipersonal del trabajo. Esto promueve una situación liberal en todos los aspectos, definiendo que unos pocos tienen acceso al trabajo y la masa de trabajadores queda por fuera. Así, el trabajo se aglutina en unos pocos, que por la falta de control aportan por un ficto básico configurándose casos de evasión clara de quienes trabajan más y tienen mayor remuneración.
Ningún Sistema Previsional es sostenible si admite la convivencia de la contratación en dependencia con las empresas unipersonales. Este aspecto de la Ley 18.384 es de necesaria revisión a futuro, pero es necesario hoy que al menos de desarrollen las herramientas de contralor en cuanto a detectar la dependencia encubierta y la evasión de aportes.
A estos aspectos económicos y fiscales hay que sumar el efecto menos deseable, en tanto inhibe la fuerza de la cohesión del colectivo, objetivo básico del sistema liberal, consolidando la debilidad de los trabajadores ante las patronales y anulando la generación de convenios colectivos.

Una visión sistémica

Además de posible, es imprescindible una visión sistémica de todo el sector. Teniendo en cuenta que está compuesto de varios subsectores con muy diferentes recursos y condiciones de producción, es importante concebir a las partes en un sistema solidario, en el que los componentes fuertes económicamente, como la industria de la publicidad, genere recursos con sus aportes (simplemente regularizando a sus trabajadores) y se colectivicen los beneficios. Este sistema habilitaría la inclusión en el mundo del trabajo regulado a los trabajadores de las áreas más carentes.
La retroalimentación propia del sector habilitaría la creación de un sistema integrado y solidario con las características ya aplicadas por nuestros últimos dos gobiernos, en el cual es posible que quienes tengan más y mejor acceso al trabajo y su remuneración, equilibren con los aportes correspondientes los costos de insertar, de incluir, a los más necesitados.
Además de que en el mundo desarrollado, actividades como el teatro son subvencionadas y que nuestro país está muy por debajo en presupuesto y políticas para con este fin, la creación de un sistema solidario, que se fundaría sobre las bases simples del control sobre el cumplimiento de las aportaciones, generaría muy menores costos al Estado el solventar las necesidades de todo un sector.

Acciones a desarrollar

Generar una estrategia tendiente a la difusión, aplicación y contralor de la Ley 18.384, Estatuto del Artista y Oficios Conexos, por parte del Estado a partir de todos los mecanismos existentes dentro del Poder Ejecutivo.
Incrementar el presupuesto de Cultura al 1.5 % en el próximo período de gobierno, recomendado por la UNESCO y ratificado por nuestro país.
Destinar el 1% del mencionado presupuesto a políticas que aseguren la promoción y la proyección de la actividad artística: formalización del trabajo, incentivo a la investigación y al desarrollo institucional, fortalecimiento de los grupos y artistas independientes, recuperación y sostén de los espacios de producción artística, apoyo a instituciones arraigadas en nuestra cultura, asegurar la accesibilidad de toda la población a los bienes culturales.
Fomentar el sistema cooperativo desarrollado por los sindicatos del sector que habilita la formalización del trabajo, como sistema amplio e inclusivo en el que todos los trabajadores, especialmente los que ganan menos, tienen acceso a la formalización.
Conformar un espacio parlamentario permanente de seguridad social, trabajo, cultura e industria, para construir una visualización sistémica del Sector Cultura y generar los lineamientos hacia una Ley Nacional de Cultura.
Introducir en el Congreso de Intendentes la necesidad de regulación de la actividad difundiendo la experiencia de formalización que ha implementado la Intendencia de Montevideo y los posibles diseños hacia las particularidades de cada departamento.

JULIO, 2014 SUA-PIT-CNT-FIA